Siempre es más significativo un festival pequeño pues las temáticas afloran, las opiniones se diversifican y los intereses se captan en el aire. El cielo de Villa de Leyva refleja por estos días un panorama esperanzador, colorido e impulsador de un bien cultural en construcción: la cinematografía nacional.
Este festival nace con el propósito de formar espacios para la difusión del lenguaje audiovisual, especialmente para aquellos trabajos en los cuales el mayor activo no es el presupuesto, sino el espíritu de lucha del realizador por contar buenas historias: en síntesis, es un festival que promociona directores.
En conversación con el director Carlos Fernández de Soto, quien estrenaba su tercera película nacional, “40 grados de separación”, y que recordamos por “Colombianos, un acto de fe”, pudimos constatar lo que el cine latinoamericano entraña comúnmente, a diferencia del cine industrial, y que es su razón de ser: la independencia.
De hecho, no es la misma independencia que se forja al lado del gran “Matrix – Hollywood”. Este cine local es un fenómeno que viene rompiendo delgadamente las membranas más externas de un mercado tradicional; es el que hoy asistimos: pantallas de exhibición diversificadas, ‘novelanets’, ‘digiseries’, y enfrenta la proliferación de sistemas de exhibición inimaginables en el porvenir de esta industria.
El trabajo de Fernández de Soto es impecable; pertenece al cine de bajo presupuesto. Siendo un libretista de televisión, vuelca en la propuesta de cine lo que ha sido el producto de un trabajo discreto: es una película de exploración arriesgada y coherente.
De otro lado, vimos ‘Riverside’, del reconocido Harold Trompetero, en cuya propuesta vemos a un Trompetero decantado, profundo, cuidadoso y nostálgico, muy impregnado del clásico teatro irlandés. La atmósfera es un mero telón. En los noventa y dos minutos de exhibición cuenta con la musicalización que encabeza José Ariza, la actuación de Diego Trujillo y Lynn Mastio Rice, Gil Silverbird, David Glover y Michell Best. Este distinguido elenco, asistido casi en su totalidad por una ficha técnica de talentos colombianos, es motivo de orgullo.
Como primicia, me encontré con ‘Terra extrangera’, del incomparable Walter Salles. En esta ocasión, codirige con Daniella Thomas. Salles se aventura en una coproducción brasilera portuguesa, con una historia cuyo tratamiento se basa en un tema de amor, crimen y fuga desesperada, con la magnifica interpretación de Fernanda Torres y una pléyade de luminarias europeas.
Todo parecería de gran industria si no fuera porque el apreciado director brasilero realizó todo el filme en blanco y negro de 35 milímetros, y para mi personal gusto es la manera apropiada de internarse en las raíces portuguesas que transpiran de principio a fin esta película.
Lanzamiento de la Plataforma Latina de Festivales de Cine
Mientras se impulsaron estos trabajos colombianos independientes, se presentaron diversas muestras de proyectos de exhibición nacional e internacional reconocidos, como In Vitro visual, Festival Internacional de corto y cine alternativo de Benalmadena, Notodofestival, Festival argentino de video clip, Muestra el espejo, Muestra Big sur, Muestra Promofest, Muestra experimental China, Future Shorts, Acción, Experimenta Colombia y Mujer es audiovisual, entre otros.
Además de los encuentros con directores, presentación de proyectos ante el jurado y programación de documentales, este festival propicia la Pantalla de contactos, que enlaza guionistas, productores, compositores, empresas de suministros y distribuidoras, y fomenta el arte cinematográfico en búsqueda de un cine que proyecte al mundo las nuevas propuestas.